Si, lo reconozco, hace muchos días que no escribo nada, pero es que entre la saturación de trabajo, y mis intentos por estudiar en los ratos que puedo me lo han hecho un poco difícil. Además, esta noche escribo para comentar un suceso que me ha ocurrido hace tan sólo una hora y media:
Estábamos en la recepción con I, mi querida enfermera, a la que es la última noche que veré, ya que es mi última noche en la recepción (se me acaba el contrato). Charlando tranquilamete, como todas las noches que me toca con ella. Por suerte, como no vienen muchas urgencias, e I. no duerme, pues si no hay curro en los boxes se queda conmigo... hasta que de pronto ha llegado una ambulancia con las luces de sirena encendidas. En ese momento nos hemos sorprendido. Al preguntarles a los de la ambulancia nos comentan que la señora viene de domicilio con una insuficiencia cardiaca. Pasa en silla de ruedas y consciente a los boxes. I. pasa con ella y yo me quedo en mi puesto, tomandole los datos al hijo...
Escucho unos pasos que se acercan a la carrera a la recepción. Es C. la médico de guardia, con gesto grave.
- ¡E., vente corriendo por favor...!
Ya me imaginé lo que era, y no me equivoqué. Entró en parada, y sól estaban en urgecias I., C., y un servidor. Había que desvestirla, y la pobre señora tuvo la genial idea de ponerse una faja, se ahogaba, le costaba, saturación muy baja, pulso bajo, cada vez se ahogaba más...
En un acto reflejo, I. le pegó un tirón y la faja salió, pero como llevaba el jersey puesto, se le quedó enganchado y no salía del todo... pegamos un tirón, creo que le rompimos el jersey, pero salió...
M., la de la limpieza, al verme salir corriendo tuvo el acto reflejo de salir corriendo detrás de mi. Por suerte, ya que mientras le poniamos el electro llamó a una de las plantas para que bajara un enfermero de refuerzo, porque I., no podía con todo lo que se necesitaba y yo, por desgracia, no tengo conocimientos para poder ser más efectivo ante lo que se nos venía encima...
Bajaron enfermeras, auxiliares de las plantas...al final se juntaron más de ocho personas intentando que se estabilizara. De pronto, miro a la paciente, y veo que pone los ojos en blanco...
Por suerte apareció el intensivista, que tomó las riendas de la parada y consiguió traerla de vuelta, aunque no del todo, pero por lo menos la pudo estabilizar y llevarla a UCI. Enfermeras sudando, I. que se abraza a otra enfermera, agotada por las carreras que se dieron, C. jadeando, MJ. que me mira y me dice que nos salgamos a fumar un pitillo a la entrada. Se vaciaron los boxes, todos fuera.
Qué frágil es esa delgada línea que en algunos momentos separa la vida de la muerte, y qué difícil se hace trabajar en una clínica privada cuando ves que los medios y la infraestructura no son los más apropiados. Como ha sido mi última noche trabajando en la clínica (al menos de momento), estas líneas se las dedico a las enfermeras, auxiliares y celadores que han estado en estos dos meses compartiendo turno con este humilde servidor. Han sido dos meses maravillosos, en los que he conocido a grandes personas y, a pesar del horario, me he ido con mucha pena. Sobre todo a I. con la que he tenido unas fantásticas charlas, a MV. que siempre conseguía cena, y que siempre me dejaba escaquearme una horilla cuando tenía que irme a currar al otro lado. A M. que también me permitía esos escaqueos para dormir, y con la que me he reído un montón, a los celatas, que siempre me ayudaban... y lo difícil que se hace nombrarlos a todos cuando ha existido tan buen rollo en todo el servicio...
No podía pasar este día sin que tuviera por lo menos es te pequeño homenaje.
Bajaron enfermeras, auxiliares de las plantas...al final se juntaron más de ocho personas intentando que se estabilizara. De pronto, miro a la paciente, y veo que pone los ojos en blanco...
Por suerte apareció el intensivista, que tomó las riendas de la parada y consiguió traerla de vuelta, aunque no del todo, pero por lo menos la pudo estabilizar y llevarla a UCI. Enfermeras sudando, I. que se abraza a otra enfermera, agotada por las carreras que se dieron, C. jadeando, MJ. que me mira y me dice que nos salgamos a fumar un pitillo a la entrada. Se vaciaron los boxes, todos fuera.
Qué frágil es esa delgada línea que en algunos momentos separa la vida de la muerte, y qué difícil se hace trabajar en una clínica privada cuando ves que los medios y la infraestructura no son los más apropiados. Como ha sido mi última noche trabajando en la clínica (al menos de momento), estas líneas se las dedico a las enfermeras, auxiliares y celadores que han estado en estos dos meses compartiendo turno con este humilde servidor. Han sido dos meses maravillosos, en los que he conocido a grandes personas y, a pesar del horario, me he ido con mucha pena. Sobre todo a I. con la que he tenido unas fantásticas charlas, a MV. que siempre conseguía cena, y que siempre me dejaba escaquearme una horilla cuando tenía que irme a currar al otro lado. A M. que también me permitía esos escaqueos para dormir, y con la que me he reído un montón, a los celatas, que siempre me ayudaban... y lo difícil que se hace nombrarlos a todos cuando ha existido tan buen rollo en todo el servicio...
No podía pasar este día sin que tuviera por lo menos es te pequeño homenaje.